Un VPS desde el punto de vista futbolero
Los VPS o servidores virtuales son «parcelas» que se acotan dentro de una estructura o plataforma de hosting. Así, con los VPS se crean pequeños servidores independientes a los que no afecta el funcionamiento de las otras máquinas virtuales vecinas. Además, los recursos que se asignan a cada servidor quedan a la completa disposición del usuario; es decir, los procesadores, el espacio en disco o la memoria RAM son para uso exclusivo del usuario. En este sentido, el servidor privado virtual es capaz de funcionar como si se tratara de un servidor dedicado. Pero, ¿cómo es el funcionamiento de un VPS?
Para te hagas una idea del funcionamiento de un servidor privado virtual vamos a recurrir a la metáfora. Por ejemplo, imagínate que tienes un campo con 20 hectáreas y decides dividirlo para hacer 10 estadios de fútbol. Esos 10 estadios estarían próximos unos a otros, porque todos estarán construidos en el mismo terreno; pero cada uno de ellos se podría gestionar de manera completamente independiente. Pues lo mismo ocurre con un VPS: aunque los servidores estén próximos, operan de manera independiente como si estuvieran aislados entre sí.
Funcionamiento de un VPS
Los servidores privados virtuales permiten operar como si se dispusiera de un servidor dedicado. Así, podrás reiniciar el VPS, establecer el sistema operativo y distribución que más te interese, gestionar los límites del php.ini libremente o instalar cuantos módulos y aplicaciones que se precisen. Para entenderlo mejor, vayamos con otro ejemplo.
Al igual que un campo de fútbol de un colegio o de una pequeña localidad no puede acoger a gran afluencia de pública, con el hosting compartido ocurre lo mismo. Por no contar con tantos extras como los de un gran estadio, el alojamiento compartido es un servicio inferior a un VPS; sin iluminación, sin palcos VIP, sin vestuarios de última generación y enfermería con personal dedicado en exclusiva… Es por ello, que a la hora de contratar un alojamiento web deberás tener en cuenta que optar por un compartido conlleva algunas limitaciones. Un hosting compartido impide que, en ocasiones, puedan enviarse un gran número de correos lícitos de manera simultánea, no permite modificar el peso de los archivos de subida a la web ni permite acceder como root al servidor para realizar instalaciones específicas. Además, tampoco es posible establecer modificaciones en los parámetros de la configuración del servidor (php.ini).
En cambio, en el caso de los servidores privados virtuales ocurre lo mismo que en el fútbol. El equipo visitante y el local no comparten vestuario y cada uno puede decidir libremente su propia estrategia.
¿Te ha gustado? Si no te ha quedado claro, tenemos otro post en el que explicamos el funcionamiento de un VPS ¡desde el punto de vista de una granja! También puedes aprender a diferenciar un VPS de un servidor cloud, dos servicios que pese a ser similares no tienen nada que ver en cuanto a rendimiento y escalabilidad.