Es posible que para muchas personas, quizá demasiadas, internet y la web sean sinónimos. Es evidente que ambos servicios están estrechamente relacionados, pero no es correcto hablar de ellos como si fuesen lo mismo. Internet es un conjunto de redes de comunicación que, a través de protocolos TCP/IP, permiten la conexión. En cambio, la WWW (World Wide Web, o simplemente web) es un servicio dentro de internet. Sin duda, el más famoso; y de ahí la confusión entre W3C, sus estándares o internet.
Si internet nacía allá por la década de los 60, habría que esperar unos años más hasta que Tim Berners-Lee desarrollara la web. Concretamente hasta 1989, cuando se produjo la primera comunicación entre un cliente y un servidor a través del protocolo HTTP. El hombre conocido como el padre de la web es, también, el responsable de las principales especificaciones que estructuran la web: la URL (Uniform Resource Locator), el protocolo HTTP (HyperText Transfer Protocol) y el lenguaje HTML (HyperText Markup Language). Además de estos tres elementos que permiten el funcionamiento de la web, Berners-Lee también creó el primer navegador web. Y, por extensión, la primera página web de la historia. A la que a mediados de los 90 se unieron un gran número de organismos. Y muchas más incorporaciones en los años siguientes al descubrir las ventajas y funcionalidades que ofrecía el nuevo servicio.
Para que el uso que se hace de la web sea siempre el más correcto, Tim Berners-Lee fundó en octubre de 1994 el W3C (World Wide Web Consortium). Un organismo que, además, se encarga de realizar recomendaciones para la mejora continua de la web.
El W3C celebró el pasado 1 de octubre su 23 aniversario. Más de una década llevando siempre a la web a su máximo potencial. Para recordar la importancia del W3C, recordamos algunos de sus principales estándares. De esta forma, será mucho más fácil entender por qué la web que conocemos actualmente es así.
Son también recomendaciones del W3C algunas de las mejoras que ha experimentado la web en los últimos años, como la llegada del diseño responsive. Este diseño permite que una página web se visualice correctamente en cualquier dispositivo. Más de dos décadas después, el World Wide Web Constortium continúa preocupándose porque la web nunca deje de mejorar.
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