La propuesta de 2020 sobre la regulación del mundo digital a nivel europeo por fin se ha materializado con la aprobación de lo que podría convertirse en la nueva Ley de Servicios Digitales. Una norma con la que se pretende reducir el poder que tienen las grandes empresas tecnológicas, aunque eso pueda suponer un cambio en el internet que conocemos.
Esta ley, también conocida como DSA, puede ser una de las normas más ambiciosas a nivel europeo en cuanto al uso de internet. Su objetivo no es otro que limitar el poder de las grandes empresas de forma que pueda tenerse un mayor control sobre la desinformación en la red. Teniendo en cuenta que prácticamente todos los accesos a la web se hacen desde unos pocos servicios, con la Ley de Servicios Digitales se busca la transparencia en cuanto a la moderación de los contenidos; pero siempre salvaguardando la libertas de expresión.
Así, aquellas informaciones que no sean correctas tendrán menos posibilidades de convertirse en virales; y, por lo tanto, de influir en usuarios que no disponen de mayor información. Con esto se busca también evitar que el usuario pueda caer en engaños mediante productos inseguros; haciendo que aquello que sea ilegal en el mundo offline también lo sea en la red.
La Ley de Servicios Digitales obligará a las empresas a ser responsables de los riesgos que un mal uso de sus servicios pueda suponer a los ciudadanos o la sociedad en su conjunto. En el lado menos positivo, esta ley le otorga un mayor poder a la Unión Europea sobre las empresas, además de poder imponer multas de hasta el 6% de la facturación de las compañías.
De aplicación en todo el territorio de la Unión Europea, la Ley de Servicios Digitales influirá en todos los servicios que conecten a los usuarios con contenidos, bienes o servicios. Estas obligaciones vendrán determinadas por el tamaño y función de cada una de las empresas, ya que cuanto mayores sean más posibilidades de influir en los usuarios tienen. Entre el listado de empresas podemos encontrar desde registradores de dominios a redes sociales, pasando por proveedores de alojamiento web.
Asimismo, esta nueva ley ofrecerá facilidades para la eliminación de contenidos ilegales, ampliando la protección de los derechos fundamentales de los usuarios. Con esto será posible, por ejemplo, reclamar las decisiones de moderación que tome una red social en lo que se refiere a algún contenido que hayamos publicado. Es decir, el algoritmo de Instagram no podrá censurar nuestro contenido, será la propia Ley de Servicios Digitales quien pueda o no hacerlo. Ya que los algoritmos serán uno de los focos de esta nueva norma para la transparencia de la información; igualmente en el caso de las recomendaciones basadas en los gustos o las acciones de los usuarios.
Con el acuerdo, ya solo queda la aprobación de la Ley de Servicios Digitales por parte del Parlamento Europeo y el Consejo. Si ambos organismos la aceptan, comenzaría a aplicarse a partir de los 15 meses siguientes de su consideración como ley o el próximo 1 de enero de 2024.
Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar la navegación y obtener datos estadísticos sobre las visitas obtenidas.
Leer más