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¿Qué es la latencia y cómo se mide?

Cuando contratamos una línea de internet solemos dejarnos llevar por las velocidades que nos indican, unos numeritos que cuanto más altos sean, más rápido navegaremos por internet. Pero en esa ecuación en busca de la velocidad máxima hay otro factor clave: la latencia, que se mide en ping, y que puede darte una información más real sobre tu conexión.

¿Qué es la latencia?

La velocidad de conexión que contratas indica el ancho de banda del que puedes disponer; aquello del caudal disponible para conducir un montón de litros de agua. Cuanto mayor sea el tubo, más cantidad de litros de agua podrás mover en un menor tiempo, es decir, a mayor velocidad. La latencia es el tiempo que tarda en viajar un litro de agua, desde el punto de partida a su destino. Donde cada litro de agua es en realidad un paquete de datos.

Si la latencia, o también denominada tiempo de respuesta, es la unidad de medida que indica el tiempo que tarda un paquete de datos desde el origen al destino; un paquete es uno de los bloques de datos en los que se descompone la información que debe enviarse. De esta forma, descomponiendo la información en paquetes, los datos se envían de forma más rápida y con un mayor control. Esto se debe a que cada paquete de datos se compone de tres elementos: una cabecera en la que se indicará el protocolo de nivel de red, los datos que se envían y una cola, en la que se incluye un mecanismo de comprobación de errores.

Ese tiempo que tarda un paquete en enviarse se mide utilizando el ping y se expresa en milisegundos. Por eso, cuando se trata de calcular la velocidad de una red, primero se mide el ping.

Y, ¿qué es el ping?

El ping es una funcionalidad que incluyen los sistemas operativos para comprobar que un equipo puede acceder a otro. Por ejemplo, para verificar que desde tu ordenador puedes acceder a una determinada página web. Como esta web estará alojada en un servidor en concreto, es decir un equipo, el ping te permitirá confirmar que, entre los dos equipos, el tuyo y el servidor, puede establecerse o no la conexión.

Para verificar que esta conexión es posible, el equipo de origen envía al de destino un paquete de datos y espera que el equipo de destino le responda. Si el equipo de destino obtiene respuesta, es el que el ping se ha realizado correctamente. En caso de que el ping falle, la petición no era la correcta o algún paquete se ha perdido por el camino. Tú mismo puedes hacer un ping desde tu equipo a través de la consola de comandos.

En cada uno de los ping, o peticiones que realizamos, se indica un TTL: el número de saltos que ha dado el paquete que hemos enviado desde nuestro equipo hasta el destino. Con cada salto, el TTL perderá uno de esos saltos y si llega a 0 el paquete se descarta y obtendremos un error. De esta forma se evita que la petición vaya de un lado a otro de forma ilimitada.

Gracias al ping podemos conocer el motivo por el que no ha podido producirse una conexión, desde un problema en nuestra red local a que el servidor al que hemos tratado de acceder no lo admita. En este caso podemos probar a hacer un traza, una funcionalidad similar al ping pero que además indica la ruta del paquete que hemos enviado. Así, podremos saber en qué momento se está produciendo el fallo en la comunicación. El ping también nos permite conocer la IP del servidor al que tratamos de acceder.

¿Qué factores influyen en la latencia?

La latencia es el resultado de varios factores:

  • La calidad de tu conexión a internet. No obtendremos la misma latencia conectándonos a una red de fibra óptica que a través de ADSL o tecnologías similares. Lo mismo ocurre con las conexiones inalámbricas, una conexión 4G tendrá una latencia menor que 3G. Cuanto mejor sea la calidad de la red, menor será la latencia.
  • La distancia entre tu equipo y el equipo o servidor al que tratas de conectarte. Cuanto más alejados estén, más tiempo requerirá la conexión y, por tanto, mayor será la latencia. De ahí nuestra recomendación de alojar los sitios web ‘cerca’ de donde se encuentren los usuarios, para que se reduzcan los saltos de la información y se reduzca el tiempo de respuesta.
  • El tamaño de los paquetes que se envían. El tamaño de los paquetes está condicionado por el ancho de banda, ya que no sería posible enviar paquetes de un tamaño mayor del caudal que la conexión puede soportar. Con un mayor ancho de banda podrán enviarse paquetes de mayor tamaño en un menor tiempo.
  • La capacidad del router para procesar los paquetes. El dispositivo puede condicionar los tiempos de respuesta de la conexión a internet, influyendo de forma positiva o negativa en la latencia.

¿Cómo reducir la latencia y mejorar la conexión?

Sin saberlo la latencia se ha convertido en algo fundamental en nuestro día a día. Una característica de nuestra conexión a internet que puede condicionar las videollamadas que realizamos diariamente o el uso que hacemos de las herramientas corporativas. Aunque también es algo que afecta a cualquier tipo de dispositivo inteligente e incluso a las ciudades conectadas. En estas redes, además de la latencia, hay que considerar el volumen de los datos, lo que se traduce en que la red necesitará un mayor ancho de banda.

Para reducir la latencia en tu conexión doméstica, puedes probar a utilizar Ethernet en lugar de conectarte a través de WiFi. De esta forma se minimiza la influencia del resto de dispositivos conectados en tu red y mejorará el tiempo de respuesta en tu uso normal de la red. En el caso de tu web, puedes reducir los tiempos de respuesta utilizando HTTP/2, una versión del protocolo HTTP que reduce el número de conexiones mejorando la latencia.

Si quieres mejorar la latencia de tu servidor, puedes migrarlo a un Centro de Datos más cercano al lugar en el que se encuentran tus usuarios. En caso de que necesites un servidor en España, nuestro CPD ofrece buenos tiempos de respuesta además de la máxima disponibilidad.

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