Es habitual que con la llegada del verano se reduzcan nuestras jornadas laborales, o al menos así nos gustaría. Una vez abandonas la oficina, tus clientes necesitan una vía de comunicación contigo. Generalmente, el contacto fuera del horario laboral suele producirse por correo electrónico; ya que el email permite una relación directa en cualquier momento. Pero, ¿cómo ha evolucionado este servicio?
Aunque el correo electrónico tiene menos de 50 años, lo cierto es que el intercambio de comunicaciones escritas existe desde siempre. Desde aquellas pinturas rupestres en las cuevas hasta la llegada del email pasaron miles de años. Un tiempo en el que la comunicación y la tecnología fueron evolucionando de manera constante.
Si nos centramos en el uso de correo, tenemos que viajar hasta el año 2.400 a.C. en época del Antiguo Egipto. En aquel tiempo, los faraones recurrían a mensajeros para hacer llegar los decretos de Estado. Pero para encontrar los primeros sistemas postales, antecedente directo del correo electrónico, hay que remontarse al Imperio Romano. Sobre el 900 a.C, los romanos crearon el cursus publicus, considerado el primer servicio postal verdadero. Este sistema contaba con dos opciones de envío: los carruajes ligeros tirados por caballos y las carretas llevadas por bueyes.
No sería hasta mediados de los años 60 cuando se desarrollaría una nueva forma de comunicarnos, que es anterior incluso a la creación de internet. Implementado por Ray Tomlinson para enviar mensajes por red, el correo electrónico permitía comunicarse con otros usuarios. En un primer momento, con usuarios que se encontraban en el mismo equipo; más tarde a través de la red. Así, en 1971 se produjo el primer envío a través de ARPANET utilizando el protocolo CYPNET, aunque las máquinas que enviaron y recibieron el mensaje estaban al lado.
Desde entonces el número de direcciones de correo electrónico, y de emails enviados, no ha dejado de crecer. Tanto es así que, en 1976, solo 5 años después de producirse el primer envío, ya se habían creado más de 1.000 direcciones. Y, dos años después, en 1978, ya se envió el primer correo spam.
Diez años tendrían que pasar para que la palabra email fuese usada por primera vez; y para entonces, ya se habían creado más de 500.000 direcciones. Pero, en 1982, también se desarrollaría el protocolo para la transferencia simple de correo; es decir, para poder intercambiar mensajes entre diferentes ordenadores a través de internet.
Con la llegada de la década de los 90 llegó también el uso por primera vez de la palabra spam. Esto ocurría en 1993 para hacer referencia a los correos no deseados. Y, en 1996, apareció Hotmail, el primer webmail gratuito y primera cuenta de correo para la gran mayoría de los usuarios. Un servicio que aún puedes seguir utilizando, solo que con el nombre de Outlook. Para final de la década de los 90 el email era ya un medio de comunicación habitual, con nada menos que 400 millones de cuentas de correo en internet.
El cambio de siglo revolucionó el correo electrónico. Ya no solo era posible enviar emails en texto plano, o HTML, sino que desde 2004 también pueden adjuntarse archivos multimedia. Además, para evitar el bombardeo de correos no deseados, Microsoft implementó en 2003 el primer filtro antispam y antiphishing; así como la protección SPF que permite conocer la identidad del remitente. Con el lanzamiento de Gmail en 2007 y de algunas de las principales plataformas de email marketing, la primera década de los 2000 se despedía con más de 1.800 millones de cuentas de correo enviando y recibiendo mensajes por todo internet.
Aunque en sus primeros años el uso del correo electrónico estaba limitado a las élites tecnológicas, la utilización del email se ha democratizado. Actualmente, el correo electrónico constituye el canal de comunicación más profesional y principal vía para establecer relaciones empresariales; a pesar de las redes sociales.
En los últimos tiempos la importancia del email es tal que, en algunos casos, supone la vía de entrada a internet. Por ejemplo, sin una cuenta de correo no podríamos utilizar la gran mayoría de las aplicaciones instaladas en nuestros dispositivos móviles. Incluso podemos configurar un autorespondedor para mantener la comunicación con nuestros usuarios en todo momento.
No cabe duda de que el invento de Ray Tomlinson ha simplificado nuestras vidas; a la vez que ha proporcionado nuevas formas de comunicación. Y, para comprobarlo, solo tienes que mirar la cantidad de veces que has enviado, o respondido, un correo desde cualquier lugar que no fuese tu oficina.
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