La nueva normalidad nos ha traído otras formas de comunicar, aunque algunas de ellas ni siquiera son nuevas, como por ejemplo los códigos QR. En realidad, el código QR no es ninguna novedad, simplemente pasó sin pena ni gloria por nuestras vidas (y smartphones) y ahora ha experimentado tal resurgir que parece que acabaran de inventarlo.
Aunque se crearon en 1994, los códigos QR parece que han vuelto para quedarse, al menos a medio plazo. Estos códigos de respuesta rápida son la evolución del código de barras tradicional. Unos módulos que permiten almacenar información a partir de una matriz de puntos que, leída por un dispositivo móvil u otro específico para ello, conducen a un determinado contenido. El contenido al que redirigen puede ser de cualquier tipo: desde aplicaciones, a páginas web, localizaciones, correos electrónicos… aunque muchos crean que únicamente sirven para redirigir a un sitio web.
Sus cuadrados en las esquinas permiten detectar la posición del código, el resto de puntitos que se distribuyen por el centro del código QR. A pesar de que durante algún tiempo fueron bastante populares, la falta de costumbre del usuario unida a la dificultad de contar con un dispositivo compatible para su lectura, provocaron que quedaran en el olvido. Ahora, se han convertido en la forma más fácil de poder consultar algo sin necesidad de tocar nada.
En los últimos tiempos, los códigos QR son un habitual más de las mesas de cualquier bar o restaurante, o cualquier otro tipo de establecimiento que cuente con una carta o lista de productos, precios o servicios, incluso para Bizum. Al usuario únicamente le hará falta un teléfono móvil para acceder a la información de forma segura. De esta forma no tendrá que recordar una URL, escribirla en el navegador… basta con leer el código para tener toda la información que necesita.
En primer lugar, deberás tener claro a qué contenido quieres redirigir con tu código QR: una carta, un menú, un correo electrónico, tu página en Facebook… Esta elección dependerá en gran medida de si tienes o no una página web y el contenido que ofrezcas en ella. En cualquier caso, dispones de multitud de opciones para hacer el contenido accesible, ya que este únicamente tendrá que cumplir con un requisito: contar con una URL.
Para la generación del código puedes recurrir a sitios web como QR Code Monkey o QR Code Generator, entre otros. A estas herramientas solo tendrás que indicarle el enlace al que deberán llevar al usuario y ellas mismas generarán el código QR. Una vez creado el QR, solo tendrás que ponerlo a disposición de tus usuarios colocándolo en un lugar visible. Cualquier sitio vale desde pegatinas, carteles, tarjetas… lo que prefieras.
Eso sí, deberás asegurarte de que funciona correctamente. Así evitarás poner a disposición del usuario algo que no funciona, y la mala imagen que eso genera en tu negocio.
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