Hace ya algún tiempo explicábamos el funcionamiento de un VPS recurriendo a la metáfora de una granja. Esta vez, vamos a hacer algo parecido para que entender qué es una API. Una palabra que es muy probable que hayas oído muchas veces, aunque no logres entender de qué se trata.
Antes de nada, podríamos decir que un desarrollo web se compone de dos partes. Por un lado, está el desarrollo del lado del servidor o back-end y, por el otro, el desarrollo del lado del cliente o front-end. El primero hace referencia al código y la programación de un proyecto y, el segundo, a la estética de la web. Aunque ambos permiten que cuando realizas una búsqueda en internet, se muestre la web que estabas buscando y que puedas interactuar con su diseño, en vez de lidiar su código.
En este proceso de desarrollo y búsqueda en internet intervienen, en líneas muy generales, tres agentes que, llevados a la metáfora, puede explicarse de la siguiente manera:
Pero también podemos vender a nuestros usuarios productos que no hemos producido nosotros mismos. Podemos ejercer como distribuidores y hacer llegar al usuario final los productos que hemos comprado a diferentes productores. Y es aquí donde entran en juego las APIs.
API es el acrónimo de Application Programming Interface, un conjunto de subrutinas, funciones y procedimientos de algunas bibliotecas de programación. Gracias a ellas, diferentes componentes de software son capaces de comunicarse entre sí y es posible agilizar los desarrollos. Las API facilitan que al programar una web puedan implementarse procedimientos y funciones ya desarrolladas, en vez de tener que programar desde cero cada uno de ellos.
Es como si, en vez de ser productores de todos los productos que vendemos, se los compramos a un tercero. En este caso, los agentes que intervienen en el proceso son diferentes:
La principal función de una API es facilitar y agilizar la programación a otros desarrolladores. Pero, además, sirve para probar el funcionamiento de desarrollos propios en un gran número de sujetos. Puede que una API sea usada por unos pocos desarrolladores, pero pueden hacerles llegar ese desarrollo a un gran número de gente. Aunque, como sucede al adquirir un producto en un supermercado, no sepamos de dónde viene.
Una API es una forma de estructurar recursos para que otros los usen en su back-end que puede tener múltiples funciones. Desde campos de búsqueda dentro de una web, a procesos de compra o herramientas que faciliten a nuestros usuarios saber dónde está nuestra empresa.
La mayor parte de las APIs han sido puestas a prueba en diferentes entornos para demostrar su seguridad. Aun así, al igual que ocurre con otros aspectos de la tecnología, las APIs deben actualizarse y estar en un proceso de innovación constante. De lo contrario, los usuarios dejarán de utilizarlas por estar obsoletas o ser inseguras.
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