Al hablar de Amazon son muchos los que se refieren únicamente a su tienda online. Y sí, el Marketplace es una de las partes más visibles de la empresa americana, pero no la única. Ni tampoco es el negocio más rentable de la firma. La mayoría de los ingresos provienen de Amazon Web Services, la infraestructura en la nube de Amazon.
Se trata de un conjunto de herramientas y servicios en la nube de Amazon lanzado en 2006. En solo un año Amazon Web Services casi alcanzaba los doscientos mil usuarios y actualmente su cuota de mercado supera el 30%. Aunque para muchos Amazon Web Services pueda ser un gran desconocido, lo cierto es que supera con creces al número de usuarios de Azure o Google Cloud.
El éxito se encuentra en su facilidad de adaptación, algo que no han conseguido hacer aquellos que hace no tanto lideraban el sector. Y es que la tecnología avanza a un ritmo tan vertiginoso que para ser competitivo es necesario ser, si no el primero, de los primeros. Por ello, no es extraño que cada poco tiempo Amazon Web Services lance nuevos servicios o mejore aquellos que ya existen, incluso si son totalmente rentables y están perfectamente posicionados.
Podríamos decir que Amazon Web Services tiene dos puntos fuertes. En primer lugar, sus tres productos principales, que permiten adaptar la infraestructura a las necesidades técnicas y económicas de cualquier proyecto. En función del sitio web y del presupuesto disponible, se puede optar entre EC2 (servicio de computación), S3 (sistema de almacenamiento) y Glacier (almacenamiento low cost).
Pero sin duda, la mayor ventaja es la multitud de zonas de disponibilidad con las que cuenta Amazon. Las 76 zonas de disponibilidad, repartidas por todo el mundo, permiten a sus usuarios escoger dónde quieren montar su infraestructura. Esto facilita el cumplimiento de algunos requisitos, como por ejemplo el RGPD, y reduce las posibles latencias. Además, gracias a las regiones y zonas de disponibilidad, la gran ventaja de la tecnología cloud se multiplica. En caso de que una máquina resultara dañara, se levantaría en otra región; y si la región al completo tuviera problemas, se trasladaría toda la información a otra región o una zona de disponibilidad diferente.
Hace no tanto cuando una gran empresa necesitaba alojamiento web invertían en máquinas. Servidores que se colocaban en las oficinas y en los que se almacenaban los proyectos o la información necesaria para el funcionamiento de la empresa. A medida que ha avanzado la tecnología cloud, muchas de esas empresas han ido pasándose a la nube y, con ello, experimentando un gran ahorro.
El paso a la nube, en este caso de Amazon, ha permitido que los servidores se adapten a las necesidades de los proyectos. De esta forma se ahorra en hardware, en mantenimiento de las máquinas y también en espacio físico; ya que los espacios ocupados por los servidores pueden servir para diferentes usos.
Probablemente, la próxima vez que escuches hablar de Amazon pienses que ese nombre va más allá dela gran tienda online; incluso más allá de sus servicios asociados, como Amazon Prime o Twitch. Porque lo que verdaderamente sostiene Amazon, tanto literal como económicamente, es toda la tecnología que hay detrás. Infraestructura en la que confían muchas de las grandes empresas. Dropbox, Netflix, Spotify o Coca-Cola son algunas de los miles de empresas que se alojan en Amazon Web Services.
El punto negativo de Amazon Web Services es que no disponen de servicio de administración. Es decir, será el usuario quien tenga que encargarse de la gestión del alojamiento. Si no dispones de los conocimientos técnicos necesarios o, simplemente, no cuentas con el tiempo necesario para administrar correctamente tu servicio AWS, disponemos de un servicio de gestión de alojamientos en Amazon. Con nuestro servicio de administración Amazon Web Services no tendrás que preocuparte por nada.
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