La popularización de internet ha provocado que el número de dispositivos móviles haya aumentado considerablemente. De forma lógica, de la mano de este aumento de smartphones ha llegado el número de conexiones que se realizan desde estos. Por ello, a la importancia de contar con presencia online, se suma el hecho de que hayamos creado una web con diseño responsive.
El diseño responsive o adaptativo es una técnica creada y extendida por el diseñador web Ethan Marcotte allá por 2008. Una idea que surgió a partir de una recomendación del W3C (World Wide Web Consortium) sobre la necesidad de desarrollar una web única a la que pudiera accederse desde cualquier dispositivo móvil. Catalogado como una de las mejores prácticas de diseño web, una web con diseño responsive se caracteriza por su capacidad de adaptación a cada tipo de pantalla. Algo que sucede con independencia del dispositivo que se está utilizando para el acceso al sitio web.
El diseño responsive es el resultado de la redimensión y recolocación de cada uno de los elementos de la web. Una ‘magia’ que tiene como objetivo primar la correcta visualización de la web y que es posible gracias a estar diseñadas en CSS3. Por todo ello, está catalogado como una de las mejores prácticas existentes en el diseño web actual.
En conclusión, que una página web sea responsive es actualmente algo casi obligatorio. De lo contrario, puedes estar perdiendo visitas como consecuencia de un mal posicionamiento. Además, afectará negativamente a la experiencia que tu sitio web proporciona a todo aquel que la visita.
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